Supongo que a muchos no os sorprenderá la noticia de la detección de un psicólogo social holandés que se dedicaba a inventar datos y publicarlos en revistas científicas. Muchos, en mayor o menor medida, hemos sido testigos directos o indirectos de cómo se manipula la información, como se publican resultados sospechosos, como las muestras crecen como champiñones y un largo etcétera de irregularidades académicas.
Lo que tal vez pueda sorprender de este caso es la magnitud del fraude, que alcanza la publicación de más de 30 artículos de contenido dudosamente honesto en revistas de la altura de science.
El psicólogo Diederik Stapel parece ser que ha dedicado su carrera académica a la invención de datos y resultados que, además, publicaba en revistas de prestigio logrando ser así un referente en las temáticas que aparentemente investigaba. Un informe interno de su propia universidad (Tilburg) destapaba la trama y la cadena de desprestigio y localización de los artículos falsos se activaba.
Algo que resulta llamativo es que Stapel lograba la colaboración de estudiantes de doctorado y otros investigadores interesados en los datos que aparentemente poseía. Estos colaboradores y co-autores, parecían desconocer la realidad de este investigador y han resultado ser una víctima más del estafador. Algo que puso en alerta a compañeros e investigadores era la poca claridad en la descripción de la obtención de sus muestras, el ajuste de sus datos a los proyectos que se le proponían y la ausencia de datos contradictorios a las hipótesis de partida.
La verdad es que le existencia de gente como esta, dispuesta a falsear para ganarse un puesto en el mundo científico, no hace más que desprestigiar al resto de investigadores y poner en riesgo la carrera de muchos que, con su esfuerzo, gasto y desgaste diario no consiguen alcanzar los resultados de estos estafadores y terminan por desistir en su empeño.
Sin duda me alegra la detección de este “personaje” y espero que un análisis más profundo de los datos que se publican sea la norma y no la excepción en el mundo científico. Esta noticia me suscita algunas preguntas: ¿Cuántos de nuestros mentores en el ámbito académico y referentes en las distintas disciplinas deberían incluirse en la lista Stapel?; ¿Cuántos estudios relevantes y referencias claves deberían ser eliminados de las bases de datos por ser un fraude?
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