"Las personalidades son como cuadros impresionistas. A cierta distancia, cada persona parece hecha de una pieza; desde más cerca, constituye un desconcertante entramado de estados de ánimo, cogniciones e intenciones" (Theodore Millon)



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sábado, 3 de octubre de 2009

Los hombres también pueden ser víctimas

Muchos de los que investigan la violencia que se ejerce en las parejas tratan de abrirnos los ojos sobre la existencia de realidades diferentes al prototipo hombre-agresor/mujer-víctima. El alcance de estas propuestas políticamente incorrectas es pequeño y muchas veces se ven acalladas por las demandas de determinados grupos sociales a quienes conviene mantener oculta esta problemática.
Sabemos que es menos frecuente y en ocasiones menos grave, pero no por ello deja de existir y la negación de su existencia implica ignorar a las víctimas de estos fenómenos violentos a los que la sociedad no quiere prestar atención ni ayuda.
La violencia en la pareja, no es cuestión de género, o al menos, el género (y por extensión la violencia de género) no es único y no puede equivaler a que el hombre sea el agresor y la mujer la víctima. Víctimas y verdugos pueden ser de ambos sexos y este tipo de violencia se da también en relaciones homosexuales.
Políticas y reformas legales como las recientemente desarrolladas no hacen sino contribuir a mantener desigualdades sociales, entiendo que en un intento por devolver a la mujer lo que en siglos anteriores se le había robado.
Los problemas no se solucionan cerrando los ojos frente a ellos. De momento os dejo estos dos textos sobre el tema, disponibles en madriddiario.es, que demuestran cómo algunas víctimas son menospreciadas por la “justicia” y cómo la ansiada igualdad se ha convertido en desigualdad e ignorancia.


Los hombres maltratados carecen de recursos públicos
09-09-2009 - Celia G. Naranjo

Los hombres, que suponen una de cada cuatro víctimas mortales de la violencia doméstica, no tienen ningún recurso público específico al que acudir para denunciar su situación o buscar ayuda.
Los últimos datos, aportados por el Consejo General del Poder Judicial, se refieren a 2008 y hablan de 31 hombres muertos por violencia intrafamiliar o doméstica en España, lo que supone una de cada cuatro víctimas que se cobra este fenómeno.

Sin embargo, y pese a que las instituciones se han esforzado por proteger al otro 75 por ciento, las mujeres, con una Ley Integral aprobada por unanimidad e innumerables recursos —pisos tutelados, preferencia a la hora de acceder a vivienda protegida o a ayudas económicas, asesoramiento legal, atención psicológica, etcétera—, no hay nada análogo para los hombres que atraviesan su misma situación.

Hombres (y mujeres) maltratados (Cecilia C. Naranjo)
Siempre me he sentido feminista. Las injusticias que persisten en nuestra sociedad, como la discriminación laboral, la negativa de algunos hombres a compartir —que no ayudar— las tareas del hogar, los prejuicios sexuales y demás diferencias hacia las mujeres deberían estar condenadas a la extinción. En teoría, es así, pero todos conocemos casos concretos de machismo. Y qué decir de la violencia contra las mujeres, la peor de todas las manifestaciones misóginas que cientos de féminas continúan sufriendo en sus carnes. Nunca se condenará, ni se combatirá, lo suficiente.
Pero ¿qué pasa con los hombres? ¿Es que siempre son verdugos, y nunca víctimas? Las estadísticas demuestran que no. Que a veces, ellos también sufren violencia, y en ocasiones a cargo de mujeres. Y en 2008, nada menos que una de cada cuatro víctimas mortales de la violencia doméstica, o intrafamiliar, fueron varones.
He aquí el problema. La igualdad, esa palabra que acude tan rápido a la boca de quienes se declaran en contra del machismo, no siempre está bien entendida. La ley no se aplica igual a ellos que a ellas cuando se trata de agresiones de pareja. Y, si bien es cierto que la mayor parte de las veces es la mujer quien la sufre, no lo es menos que los hombres merecen la misma protección que ellas cuando atraviesan una situación así. Aunque solo hubiera un caso entre mil millones, debería tratarse exactamente igual. La distinción debería ser entre víctima y verdugo, sin matices por razón de su sexo.
¿O es que la igualdad se consigue a base de restar al que le sobra, y no de sumar al que le falta?

4 comentarios:

Dr. Antonio Andres Pueyo dijo...

Ismael

Este es un tema importante y que hay que considerar, pero le auguro muchas discusiones difíciles.
Saludos

Antonio

Chema dijo...

Le recomendaría algun tipo de formación sobre género porque creo que no comprende como el género actua en la violencia en las relaciones de pareja. En primer lugar le animaría a investigar ese porcentaje supuestamente de 1/4 de victimas varones a partir de que son hombres que se suicidan despues de haberse llevado por delante mujeres y niños. Y en segundo lugar le invitaría a pensar en la igualdad en términos de igualdad real y no formal, ya que la igualdad no consiste en tratar "igual" a los que son desiguales. La extensión y gravedad de la violencia contra las mujeres no tiene parangón con la violencia ejercida por mujeres contra hombres, y exige medidas muy dispares. Afortunadamente gracias al trabajo de organizaciones de hombres profeministas se están abriendo servicios especificos para los hombres... no por la absurda y penosa reacción rabiosa de aquellos hombres que en realidad nunca han querido, buscado, comprendido ni trabajado por la igualdad

Anónimo dijo...

A Heterodoxia:
Supongo que sin entrar en más polémicas te has equivocado en algunas alegaciones. Igualdad significa mostrar el mismo respeto a todas las víctimas, sean del sexo que sean. Y desde luego, no es necesaria ningún tipo de formación para entender que el mismo tipo de agresión debería ser castigada, atendida y tratada de igual forma.
He de suponer que las cifras a las que hace alusión el artículo de madriddiario no se refieren a lo que tú comentas, si no a víctimas reales de heteroagresiones, es decir, a víctimas que han sido agredidas y no que se han suicidado tras agredir a la pareja (la elevada cifra se pude deber a que el concepto jurídico de violencia doméstica es más amplio que el de violencia contra la pareja). Me gustaría saber, desde vuestro monopolio del conocimiento sobre la violencia en las relaciones, cómo explicáis la violencia en parejas homosexuales. Supongo que como he oído alguna vez, el o la que agrede es el/la que ejerce el rol “masculino”, ¿no?. Mientras exista quien pretenda ignorar la realidad, seguiremos cometiendo los mismos errores y ocultando los problemas de la misma forma que ocurría antes de que el movimiento feminista hiciese público el problema de la violencia familiar en la década de los 70.
Por otro lado… respecto a la frase “igualdad no consiste en tratar "igual" a los que son desiguales”… creía que habíamos superado hace mucho aquello de que “hombres y mujeres no son iguales”. Supongo que quienes buscamos distorsiones en agresores al final las deberíamos buscar en otros sectores. La discriminación positiva es una cosa y de lo que aquí se habla es otra muy distinta.
Al margen de todo esto, agradezco el comentario y estaría encantado de que se explicasen estos fenómenos desde el modelo teórico de cada uno, respetando eso sí el máximo rigor científico en las argumentaciones.

Anónimo dijo...

Mirad, esa discriminación "positiva" está ligada a la violencia "legal y justificada" contra el hombre por parte de la mujer, soy masculinista y quiero que vayáis a mi página, Fanfiction, y busqués a un autor llamado Kyriuu Mangekyo, hay un tema en mi perfil sobre este tema tan problemático.